jueves, 15 de octubre de 2009

HIPERTENSION


Ateroesclerosis

Estenosis carotídea; radiografía de la arteria izquierda

Estenosis carotídea; radiografía de la arteria derecha

Vista agrandada de la aterosclerosis

Prevención de la enfermedad cardíaca

Proceso de evolución de la aterosclerosis

Angina

Aterosclerosis

Productores de colesterol

Angioplastia coronaria con balón - Serie

Lea Más
Grasas
Dolor torácico
Diabetes
Sobrepeso
Niveles altos de colesterol y triglicéridos en la sangre
Cardiopatía
Accidente cerebrovascular
Arteriopatía periférica en las piernas
Enfermedad renal
Diálisis
Angina estable
Angina
Ataque cardíaco
Accidente isquémico transitorio
Lipoproteína-A
Angiografía por resonancia magnética
Pletismografía de las extremidades
Síndrome metabólico
Reparación endovascular de aneurisma aórtico
Reparación abierta de aneurisma de la aorta abdominal
Es una afección en la cual se deposita material graso a lo largo de las paredes de las arterias. Este material se vuelve más grueso, se endurece (forma depósitos de calcio) y puede finalmente bloquear las arterias.
La ateroesclerosis es un tipo de arterioesclerosis, aunque los dos términos a menudo se utilizan para referirse a la misma cosa.

Causas
La ateroesclerosis es un trastorno común de las arterias que ocurre cuando la
grasa, el colesterol y otras sustancias se acumulan en las paredes de estos vasos y forman sustancias duras llamadas placas.
Finalmente, las placas pueden hacer que la arteria se estreche y sea menos flexible, dificultando más el flujo de sangre. Si las arterias coronarias se estrechan, el flujo de sangre al corazón puede disminuir o detenerse, lo cual puede causar dolor torácico (
angina estable), dificultad para respirar, ataque cardíaco y otros síntomas.
Los pedazos de placa se pueden desprender y viajar a través del torrente sanguíneo (embolización), lo cual es una causa común de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular. Los coágulos de sangre también se pueden formar alrededor de una ruptura (fisura) en la placa, obstruyendo el flujo de sangre. Si estos coágulos viajan hasta una arteria en el corazón, los pulmones o el cerebro, pueden causar un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco o una
embolia pulmonar.
Los factores de riesgo para la ateroesclerosis son, entre otros:
Diabetes
Consumo excesivo de alcohol
Hipertensión arterial
Niveles de
colesterol en la sangre altos
Dieta alta en grasas
Edad avanzada
Obesidad
Antecedentes familiares o personales de
cardiopatía
Tabaquismo
La ateroesclerosis puede afectar muchos sistemas de órganos diferentes, incluyendo el corazón, los pulmones, el cerebro, los intestinos, los riñones y las extremidades.

Síntomas
Los síntomas generalmente no se presentan hasta que el flujo de sangre resulta restringido u obstruido.
Ver la afección específica para obtener más detalles sobre los síntomas:
Aneurisma aórtico abdominal
Arteriopatía coronaria
Enfermedad renal
Isquemia de la arteria mesentérica
Arteriopatía periférica
Estenosis de la arteria renal
Hipertensión
Accidente cerebrovascular (enfermedad cerebrovascular)
Aneurisma aórtico torácico
Pruebas y exámenes
Un médico llevará a cabo un examen físico y auscultará el corazón y los pulmones con un estetoscopio. La ateroesclerosis puede producir un sonido de susurro o de soplo sobre una arteria ("soplo").
Los exámenes que se pueden utilizar para diagnosticar la ateroesclerosis o sus complicaciones son, entre otros:
Índice tobillo-brazo (ABI, por sus siglas en inglés)
Arteriografía aórtica
Arteriografía
Prueba de esfuerzo cardíaco
Dúplex carotídeo
Tomografía computarizada
Estudio Doppler
Arteriografía de las extremidades
Ecografía intravascular (IVUS, por sus siglas en inglés)
Arteriografía por resonancia magnética (ARM)
Arteriografía mesentérica
Angiografía pulmonar
Arteriografía renal
Tratamiento
Para ayudar a prevenir la ateroesclerosis o sus complicaciones (tales como la cardiopatía y accidente cerebrovascular), haga los siguientes cambios en el estilo de vida:
Evite los alimentos grasos. Consuma comidas bien balanceadas que sean bajas en grasa y colesterol. Incluya varias porciones diaria de frutas y verduras. Añadir pescado a la dieta al menos dos veces por semana puede ser útil; sin embargo, no coma pescado frito.
No beba más de uno o dos tragos de alcohol al día.
Haga ejercicio regularmente durante 30 minutos por día si no tiene sobrepeso, y de 60 - 90 minutos por día si tiene sobrepeso.
Hágase revisar la presión arterial cada 1 a 2 años, sobre todo si la hipertensión arterial se da con frecuencia en la familia. Hágase tomar la presión arterial con más frecuencia si sufre de hipertensión arterial, cardiopatía o si ha tenido un accidente cerebrovascular. Hable con el médico.
Toda persona debe mantener su presión arterial por debajo de 140/90 mmHg
Si tiene diabetes o ha tenido un accidente cerebrovascular o un ataque cardíaco, su presión arterial probablemente debe estar en menos de 130/80 mm/Hg. Pregúntele al médico cuál debe ser su presión arterial.
Hágase revisar y tratar el colesterol si está alto.
Ver:
colesterol y triglicéridos altos
Los adultos deben hacerse revisar el colesterol cada 5 años. Si le están tratando el colesterol alto, usted necesitará hacérselo revisar con mayor frecuencia.
Todos los adultos deben mantener sus niveles de colesterol LDL ("malo") por debajo de 130-160 mg/dL.
Si tiene diabetes, cardiopatía o arterioesclerosis en alguna otra parte en su cuerpo, su colesterol LDL debe ser inferior a 100 mg/dL.
Se han encontrado pocos medicamentos para eliminar la placa. Las estatinas y otros hipocolesterolemiantes pueden ayudar a impedir que se forme más placa.
El médico le puede sugerir que tome ácido acetilsalicílico (aspirin ) u otro fármaco llamado clopidogrel (Plavix) para ayudar a prevenir la formación de coágulos de sangre en las arterias. Estos medicamentos se denominan fármacos antiplaquetarios. No tome ácido acetilsalicílico sin hablar primero con el médico.
Hable con el médico acerca de la seguridad de la hormonoterapia para la menopausia.
Las pautas ya no recomiendan las vitaminas E o C, los antioxidantes ni el ácido fólico para prevenir la cardiopatía.
Se llevan a cabo muchas cirugías para ayudar a prevenir las complicaciones de la ateroesclerosis. Algunas de éstas son:
Alta tras
angioplastia y colocación de stent en el corazón
Angioplastia y colocación stent en arterias periféricas
Reparación abierta de aneurisma de la aorta abdominal
Cirugía de revascularización coronaria
Cirugía de la arteria carótida
Cirugía del corazón mínimamente invasiva
Pronóstico
Todas las personas comienzan a desarrollar alguna cantidad de ateroesclerosis a medida que envejecen y, en algunas personas, esta afección puede causar complicaciones, como ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.

Posibles complicaciones
Arteriopatía coronaria
Daño a órganos (como los riñones, el cerebro, el hígado y los intestinos)
Ataque cardíaco
Accidente cerebrovascular
Muy poca sangre a las piernas y los pies
Accidente isquémico transitorio (AIT)
Cuándo contactar a un profesional médico
Solicite una cita con el médico si está en riesgo de sufrir ateroesclerosis, particularmente si tiene síntomas.
Consulte con el médico antes de iniciar un nuevo plan de ejercicios, en especial si le han



Cardiopatía hipertensiva
Hipertensión


Causas
La hipertensión arterial aumenta la presión en los vasos sanguíneos. A medida que el corazón bombea contra esta presión, tiene que trabajar más arduamente. Con el tiempo, esto lleva a que el músculo cardíaco se engruese y que el ventrículo izquierdo resulte dilatado. La cantidad de sangre bombeada por parte del corazón por minuto (gasto cardíaco) disminuye. Sin tratamiento, se pueden presentar síntomas de
insuficiencia cardíaca congestiva.
La hipertensión arterial es el factor de riesgo más común para la enfermedad cardíaca y el accidente cerebrovascular. Puede causar
cardiopatía isquémica a raíz del incremento en el suministro de oxígeno que necesita el músculo cardíaco engrosado.
La hipertensión arterial también contribuye con el engrosamiento de las paredes de los vasos sanguíneos, lo cual , a su vez, puede empeorar la
aterosclerosis (aumento en los depósitos de colesterol en los vasos sanguíneos). Esto también aumenta el riesgo de ataques cardíacos y accidente cerebrovascular.
La cardiopatía hipertensiva es la principal causa de enfermedad y muerte por hipertensión arterial.
Las complicaciones cardíacas que se desarrollan determinan los síntomas, el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico de cardiopatía hipertensiva.
Ver también:
Angina
Miocardiopatía dilatada
Insuficiencia cardíaca
Miocardiopatía hipertrófica
Posibles complicaciones
Angina
Arritmias
Ataque cardíaco
Insuficiencia cardíaca
Accidente cerebrovascular

MUERTE DEL PACIENTE

Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico si presenta hipertensión arterial y presenta cualquier síntoma.

Prevención
Hágase chequeos periódicos de la presión arterial (con la frecuencia recomendada por el médico), para vigilar la afección. A menudo, se recomiendan las mediciones de la presión en el hogar para personas con hipertensión arterial difícil de controlar.
Hágase tratar hipertensión arterial. No suspenda ni cambie el tratamiento, a menos que así lo haya aconsejado el médico.
Controle cuidadosamente la
diabetes, la hiperlipidemia y otras afecciones que aumentan el riesgo de una cardiopatía.
Además de los medicamentos, los cambios recomendados en el estilo de vida abarcan:
Cambios en la dieta:
evitar las grasas saturadas y las grasas trans
incrementar el consumo de frutas, verduras y productos lácteos bajos en grasa
reducir el consumo de sal (puede ser benéfico)
comer granos integrales, carne de aves y pescado
Hacer ejercicio de manera regular
Reducir el consumo de cantidades excesivas de alcohol
Dejar de fumar, ya que el consumo de cigarrillos es una causa importante de cardiopatía relacionada con hipertensión
Bajar de peso si tiene sobrepeso o está obeso

Referencias
Victor RG, Kaplan NM. Systemic hypertension: mechanisms and diagnosis. In: Libby P, Bonow RO, Mann DL, Zipes DP, eds. Braunwald's Heart Disease: A Textbook of Cardiovascular Medicine. 8th ed. Philadelphia, Pa; Saunders Elsevier; 2007: chap 40.
Actualizado: 4/23/2009

Epidemiología
Datos recientes del Estudio Framingham del Corazón sugieren que aquellos individuos normotensos mayores de 65 años de edad tienen un riesgo de por vida aproximado de 90% de tener hipertensión arterial. Desde los
años 1980, el número de pacientes no diagnosticados ha aumentado de 25% hasta casi un 33% en los años 1990, la prevalencia de insuficiencia renal aumentó de menos de 100 por millón de habitantes hasta >250 por millón y la prevalencia de insuficiencia cardíaca congestiva se duplicó.[3]
Umbral de hipertensión [editar]
Se ha propuesto definir la hipertensión arterial como el nivel de presión que sea capaz de producir lesión cardiovascular en un paciente determinado. Este umbral está por encima de 135/85 milímetros de
mercurio (mmHg). Por otra parte es obligatorio hacer una valoración global de riesgo para cada persona, enferma o no, para calcular las cifras de presión que deberían considerarse “seguras” para ella.
En síntesis, para cada paciente existiría una cifra umbral para diagnosticar “hipertensión”. Dicho nivel estará dado por la evidencia científica disponible con relación a su perfil individual, en especial evidencia proveniente de estudios, observacionales, epidemiológicos o de experimentos clínicos controlados.
Recientemente el JNC 7 (The Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure)
[4] ha definido como prehipertensión a la presión arterial comprendida entre 120/80 mmHg y 139/89 mmHg. La prehipertensión no es una enfermedad, sino una categoría que permite identificar personas con alto riesgo de desarrollar hipertensión. Esta cifra puede variar de acuerdo al sexo y edad del paciente.
La lectura de la tensión sistólica tiene predominio sobre la diastólica después de los 50 años, siendo al revés previo a esa edad. Antes de los 50 años de edad la presión arterial diastólica es un más potente factor de riesgo de cardiopatía, mientras que la presión arterial sistólica lo es después de los 50 años de edad.
[4]
Causas de hipertensión arterial [editar]
A pesar de que no se ha determinado cual es la causa específica en la mayoría de los casos de hipertensión arterial, los factores contribuyentes más frecuentes incluyen:
Hipertensión esencial
Hipertensión esencial asociada al síndrome metabólico
Hipertensión sistólica aislada
Diabetes Avanzada
Hipertensión secundaria a enfermedad renal
Glomerulonefritis aguda o crónica
Glomeruloesclerosis focal o difusa
Colagenopatías
Nefritis intersticial
Enfermedad poliquística renal
Síndrome de Liddle
Hipertensión secundaria a enfermedad vascular renal.
Estenosis de arteria renal, unilateral o bilateral
Esclerodermia
Enfermedad de Takayasu-Onishi
Hipertensión secundaria a coartación aórtica
HTA secundaria a endocrinopatías
Síndrome de Cushing
Acromegalia
Hipertiroidismo
Feocromocitoma
Hipercalcemia
Adenoma corticosuprarrenal
Deficiencia de 11-hidroxilasa
Deficiencia de 17-hidroxilasa
Hiperplasia suprarrenal
Síndrome de Geller
Exceso aparente de mineralocorticoides
Hiperaldosteronismo supresible por glucocorticoides
Hipertensión asociada al
embarazo
Hipertensión asociada a enfermedades del sistema nervioso central.
Trauma craneoencefálico o de médula espinal
Hipertensión intracraneal
Tumores encefálicos
Apnea del sueño
Porfiria aguda
Disautonomía
Síndrome de Guillain-Barré
Hipertensión secundaria al uso de fármacos
Sedentarismo
Obesidad
Progenitor o hermano/a con Hipertensión Arterial
Hipertensión de bata blanca[5]
Ambiente [
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Algunos de los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de la hipertensión arterial incluyen la
obesidad, el consumo de alcohol, el tamaño de la familia, circunstancias de hacinamiento y las profesiones estresantes. Se ha notado que en sociedades económicamente prósperas, estos factores aumentan la incidencia de hipertensión con la edad.
Sodio [
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Artículo principal:
Sal (condimento)
Aproximadamente un tercio de la población hipertensa se debe al consumo de sal,[6] porque al aumentar la ingesta de sal se aumenta la presión osmótica sanguínea al retenerse agua, aumentando la presión sanguínea. Los efectos del exceso de sal dietética depende en la ingesta de sodio y a la función renal.
Renina [
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Se ha observado que la
renina, secretada por el riñón y asociada a la aldosterona, tiende a tener un rango de actividades más amplio en pacientes hipertensos. La hipertensión arterial nero asociada a una baja de renina es frecuente en afroamericanos, probablemente explicando la razón por la que los medicamentos que inhiben el sistema renina-angiotensina son más eficaces en ese grupo de la población.
Resistencia a la insulina [
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En individuos normotensos, la
insulina estimula la actividad del sistema nervioso simpático sin elevar la presión arterial Sin embargo, en pacientes con condiciones patológicas de base, como el síndrome metabólico, la aumentada actividad simpática puede sobreponerse a los efectos vasodilatadores de la insulina. Esta resistencia a la insulina ha sido propuesta como uno de los causantes del aumento en la presión arterial en ciertos pacientes con enfermedades metabólicas.
Apnea durante el sueño [
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Artículo principal:
Síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño
La apnea del sueño es un trastorno común y una posible causa de hipertensión arterial.[7] El tratamiento de este trastorno por medio de presión aérea positiva continua u otros manejos, mejora la hipertensión esencial.
Genética [
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La hipertensión arterial es uno de los trastornos más complejos con un componente genético asociado a la aparición de la enfermedad. Se han estudiado a más de 50 genes que podrian estar involucrados con la hipertensión.
Edad [
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Al transcurrir los años y según los aspectos de la enfermedad, el número de fibras de
colágeno en las paredes arteriales aumenta, haciendo que los vasos sanguíneos se vuelvan más rígidos. Al reducirse así la elasticidad, el área seccional del vaso se reduce, creando resistencia al flujo sanguíneo y como consecuencia compensadora, se aumenta la presión arterial.
Lesiones orgánicas causadas por la hipertensión arterial [
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Los órganos cuya estructura y función se ven alterados a consecuencia de la hipertensión arterial no tratada o no controlada se denominan órganos blanco e incluyen el
sistema nervioso central, arterias periféricas, corazón y riñones, principalmente. La asociación entre la presión arterial y el riesgo de cardiopatías, infarto agudo de miocardio, derrame cerebral y enfermedades renales es independiente de otros factores de riesgo. Por ejemplo, en individuos comprendidos entre las edades de 40 y 70 años de edad, cuando la presión arterial se encuentra entre 115/75 a 185/115 mm Hg, cada incremento de 20 mmHg en la presión sistólica o de 10 mmHg en presión diastólica duplica el riesgo de aparición de alguna de estas enfermedades.[4]
Sistema nervioso central [editar]
Véase también:
Escala ABCD²
Retinopatía hipertensiva: vasoespasmo, aumento del brillo arterial, cruces arterio-venosos patológicos (signo de Gunn), hemorragias, exudados, papiledema
Trombosis retinianas venosas y arteriales.
Leucaraiosis: lesiones microvasculares discretas a nivel periventricular cerebral (valorables por tomografía axial computarizada o resonancia magnética nuclear.
Accidente isquémico transitorio: déficit neurológico isquémico con recuperación ad integrum antes de 24 h
Accidente cerebrovascular trombótico o embólico: lesión isquémica no reversible después de una semana de inicio del déficit. Los infartos lacunares a menudo son silentes
Accidente cerebrovascular hemorrágico con hematoma intracerebral, con o sin invasión del espacio subaracnoideo
Encefalopatía hipertensiva, deterioro de la alerta y cognición sin focalización neurológica durante el curso de una urgencia hipertensiva
Demencia de origen vascular: como consecuencia de múltiples infartos del sistema nervioso central

Hematoma parietooccipital secundario a crisis hipertensiva
Arterias periféricas [
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Disfunción endotelial crónica, con vasoconstricción inapropiada, liberación de especies reactivas de oxígeno, inflamación, aumento de actividad protrombótica y reducción de la fibrinólisis
Remodelado parietal y estrechamiento luminal a expensas de redistribución de
músculo liso de la túnica media arterial
Arterioloesclerosis con engrosamiento de la túnica media (de Monckeberg)
Ateroesclerosis progresiva de grandes vasos, en especial de vasos cerebrales, aorta, coronarias y arterias de los miembros inferiores, generando hipoperfusión crónica subclínica o sintomática
Aneurismas, complicados eventualmente con disección y/o ruptura, especialmente a nivel de aorta torácica
Corazón [
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Hipertrofia ventricular izquierda: en inicio hay engrosamiento parietal sin incremento de la masa ventricular total (remodelado concéntrico); luego se desarrolla franca hipertrofia concéntrica, que podría llegar a fase dilatada (hipertrofia excéntrica)
Fibrosis miocárdica, como parte del proceso de hipertrofia, con deterioro de la distensibilidad parietal y de las propiedades viscoelásticas del miocardio contráctil
Isquemia microvascular coronaria, principalmente por rarefacción de la red capilar y disfunción endotelial de los vasos remanentes.
Síndrome coronario agudo: angina inestable o infarto sin onda Q (también conocido como infarto sin elevación de segmento S-T)
Infarto agudo miocárdico
Disfunción diastólica ventricular izquierda, a consecuencia de isquemia, hipertrofia y fibrosis ventricular, que conducen a anomalías regionales y globales de la relajación y, en fases más avanzadas, de la distensibilidad
Disfunción sistólica ventricular izquierda, con caída de la fracción de eyección ventricular izquierda (FE, el porcentaje de toda la sangre que, habiendo llenado el
ventrículo en diástole, es bombeada de manera efectiva fuera de la cavidad).
Insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) global; como consecuencia de la falla ventricular izquierda hay además compromiso secundario del hemicardio derecho, con dilatación de cámaras e hipertensión arterial pulmonar secundaria
Valvulopatías calcíficas degenerativas de hemicardio izquierdo, en especial de las válvulas mitral (insuficiencia) y aórtica (estenosis y/o insuficiencia)
Arritmias ventriculares, como consecuencia de micro-reentrada por fibrosis, lesión o isquemia

Ecocardiograma de paciente con hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo (Eje largo paraesternal)
Riñones [
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Microalbuminuria, marcador temprano de nefropatía y factor independiente de riesgo de morbimortalidad cardiovascular.
Fibrosis tubulointersticial del parénquima renal.
Glomeruloesclerosis focal y difusa con pérdida de nefronas, como consecuencia de hipertensión intraglomerular crónica.
Isquemia renal crónica debida a ateroesclerosis acelerada de las arterias renales.
Infarto renal, por ateromatosis de arterias renales o
embolia.
Reducción de la tasa de filtrado glomerular, por la pérdida de masa de nefronas funcionales, proceso progresivo que se ve acelerado en hipertensos y más aún en presencia de
diabetes mellitus.
Insuficiencia renal crónica como evento terminal.
Valoración clínica del paciente hipertenso [
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Anamnesis [
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La
historia clínica del paciente hipertenso debe ser recolectada al detalle y enriquecerse con información provista por parientes cercanos, o por otros médicos o personal paramédico que lo hayan atendido en el pasado, si aplica. La hipertensión es una enfermedad asintomática por excelencia, tanto así que se le ha llamado "el asesino silencioso", por lo que no resultaría extraño que no se recolecten muchos síntomas en la historia, o que estos síntomas sean poco específicos (dolor de cabeza, mareo y trastornos visuales, por ejemplo). Una vez bien definido el motivo de consulta y habiéndose documentado los datos relevantes de la presente enfermedad, debe hacerse énfasis desde la primera consulta sobre los siguientes datos:
Factores de riesgo cardiovascular, tradicionales y no tradicionales;
Antecedentes familiares de enfermedad, en especialidad si ha habido muerte de causa cardíaca en consanguíneos menores de 50 años (de primer grado: padres, hermanos, hijos);
Condición socioeconómica, cultural y laboral, estatus familiar, acceso a sistemas de
salud, nivel de educación, factores ambientales y/o situacionales causantes de estrés;
Listado exhaustivo de comorbilidades (generalmente interrogando antecedentes por sistemas);
Hábitos higiénico-dietéticos:
café, , bebidas carbonatadas, alcohol, tabaco, sodio, alimentación, actividad física;
Alto Nivel de glicemia y alto consumo de glucosa (Si la persona tiene Diabetes)
Exposición a fármacos que puedan causar hipertensión (efedrina, metilfenidato, ergotaminas, entre otras);
Alergias e intolerancias;
Síntomas, cardiovasculares (
disnea, ortopnea, disnea paroxística nocturna, precordialgia, palpitaciones, síncope, edema, claudicación intermitente) o inespecíficos (cefalea, mareo, acúfenos, trastornos visuales, deterioro cognitivo, fatiga, cambios del estado de ánimo, disfunción eréctil, por ejemplo);
Eventos previos cardiovasculares: isquemia cerebral transitoria, accidentes cerebrovasculares, angina de pecho, infarto miocárdico, insuficiencia cardíaca congestiva, insuficiencia renal crónica entre otros;
Procedimientos quirúrgicos previos o planeados.
Esta información es vital para la valoración global de riesgo cardiovascular de cada paciente hipertenso. Cada elemento de riesgo o diagnóstico clínico, resuelto o no (tratado o no tratado), cada síntoma, cada antecedente debería ser incluido en una lista de problemas. Esto ayudará a planear el tratamiento global sin olvidar puntos importantes.
Procedimientos para la medición correcta de la presión arterial [
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La toma de la presión arterial en pacientes de alto riesgo debe efectuarse de manera correcta con la finalidad de evadir los falsos negativos e incluso falsos positivos.
El individuo debe estar, de preferencia sentado, con la espalda recostada contra el respaldo y el miembro superior deberá reposar sobre la superficie del escritorio, el antebrazo en
pronación, a la altura del corazón; las plantas de los pies deben estar apoyadas sobre el piso sin cruzar las piernas.
Después de algunos minutos de reposo (de preferencia 5 minutos, quizás durante o al final del interrogatorio) se coloca un manguito de tamaño apropiado (que cubra 2/3 de la longitud del brazo) y en buenas condiciones en la parte media del brazo del paciente; no debe haber ropa entre la piel y el manguito, que deberá estar bien ajustado, pero no tanto que impida la introducción del dedo meñique entre el mismo y la piel. Si al arremangar la camisa o la blusa la tela comprime el miembro, deberá mejor retirarse la ropa y pedir al paciente que se vista con una bata para examen físico. Precaución: en algunos pacientes no puede emplearse alguno de los brazos para la toma de presión: amputación, historia de cirugía radical en axila, o presencia de una fístula arteriovenosa, por ejemplo).
De preferencia emplear un tensiómetro de columna de mercurio, que deberá ser revisado y calibrado periódicamente. La base del tensiómetro y el centro del manguito deberán estar a la altura del corazón del paciente para evitar errores de la medición. Si se dispone solo de
esfigmomanómetro debe de verificarse que esté bien calibrado. Debe disponerse de por lo menos tres tallas de manguitos, incluyendo uno para pacientes obesos y otro pediátrico, que podría ser útil en personas muy ancianas con gran atrofia muscular y/o escaso panículo adiposo.
El procedimiento de la toma de cifras tensionales no debe ser incómodo ni doloroso. Se infla el manguito por lo menos 20-30 mmHg más arriba de la presión necesaria para que desaparezca el pulso de la muñeca o del codo, o hasta que se haya superado una presión de 220 mmHg. Luego, aplicando el estetoscopio sobre la
arteria braquial, se desinfla con lentitud hasta que sean audibles por primera vez los ruidos de Korotkoff (presión sistólica). La desaparición precoz de los ruidos y su ulterior reaparición, el llamado gap o brecha auscultatorio(a) es frecuente en personas de edad avanzada, por lo que se deberá seguir desinflando el manguito con lentitud hasta que no haya duda del cese definitivo de los ruidos (fase V de Korotkoff, presión diastólica). En algunos pacientes los ruidos nunca desaparecen, por lo que se medirá la presión diastólica cuando cambien de intensidad (Fase IV). En todo momento los ojos del observador deberán estar al nivel de la columna de mercurio, para evitar errores de apreciación.
Al desinflar el manguito es de crítica importancia que el miembro del paciente se encuentre inmóvil.
En la primera consulta sería ideal tomar la presión en ambos brazos y dejar definido en cuál de ellos se encuentra más elevada, haciéndolo constar en el expediente, pues las mediciones deberían seguirse realizando en ese mismo brazo. La medición de la PA con el paciente de pie es muy aconsejable en el adulto mayor, deberá dejarse al paciente de pie por lo menos durante 1 minuto antes de hacer la medición.
Si se hacen tomas sucesivas, como es aconsejable (incluso se puede hacer una medición final, antes que el paciente abandone el consultorio), deberá dejarse un intervalo de por lo menos un minuto entre medida y medida.
Las cifras de presión no deberán redondearse. Con buena técnica puede registrarse la presión con un nivel de exactitud de 2 mm Hg.
Todos los conceptos arriba explicados aplican también para los tensiómetros electrónicos disponibles en el mercado. Se buscarán marcas certificadas, por Food and Drugs Administration (
FDA) de los Estados Unidos de América, u otras instituciones nacionales, de preferencia con manguito braquial. El médico debe enseñar personalmente a sus pacientes el uso de estos aparatos y la secuencia correcta de procedimientos para que las mediciones domiciliarias sean confiables. Se estima que las cifras de presión en el hogar son en promedio 5 mm Hg menores que en el consultorio, tanto para la presión sistólica como para la diastólica.
Exploración física [
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El médico hará un examen físico completo, que deberá incluir la siguiente información:
Inspección del aspecto general, en especial de la facies, color de tegumentos, hábito corporal, estado anímico, nivel de
conciencia y orientación;
Antropometría: peso, talla, índice de masa corporal (IMC), perímetro de cintura (PC, medir a la altura de las crestas ilíacas) y relación cintura/cadera (RCC);
Medición del pulso y de la presión arterial, en posición sentada y después de 5 minutos de reposo, por lo menos en tres ocasiones en la primera consulta. Se considera a la
media aritmética o a la mediana de dichas cifras como el valor representativo para la visita. Es necesario medir la presión en ambos brazos, registrar el valor más elevado y anotar en el expediente a qué brazo corresponde, para medirla en ese miembro a futuro. Los procedimientos para la medición correcta se discutieron previmente. Se recomienda la toma de presión en posición de pie si se trata de pacientes adultos mayores para descartar ortostatismo, o en caso que se sospeche disautonomía (diabéticos crónicos, por ejemplo).
Fondo de ojo: tener en cuenta la clasificación de Keith-Wagener de retinopatía hipertensiva, si aplica, aunque los oftalmólogos no la aplican; se buscarán aumento del brillo arterial, cruces arteriovenosos patológicos (signo de Gunn), pérdida de la relación venoarterial, exudados, hemorragias y anomalías de disco óptico y retina periférica. Debe recordarse que los signos de la retinopatía hipertensiva incipiente (cambios en la relación arteriovenosa, por ejemplo) son inespecíficos, a excepción de las hemorragias y exudados. Cada vez es menos frecuente ver papiledema en clínica.
Cuello: Inspección de venas yugulares, palpación y auscultación de arterias carótidas, valoración de la
glándula tiroides;
Exploración cardiopulmonar exhaustiva, describiendo aspecto y expansión del
tórax, ventilación pulmonar, punto de máximo impulso (PMI) del corazón, frémitos y ruidos cardíacos, tanto los normales como los accesorios o patológicos;
Abdomen: panículo adiposo, presencia de pulsaciones visibles, circulación venosa complementaria, visceromegalias, tumores;
Exploración de los pulsos periféricos (amplitud, onda de pulso, simetría), del llenado capilar, temperatura de zonas acrales, redes venosas periféricas;
Exploración neurológica básica, que debería ser exhaustiva en caso de lesión previa o actual del sistema nervioso central o periférico): pupilas, movimientos oculares, simetría facial, audición, equilibrio, coordinación, lengua y paladar blando, fuerza de los miembros, sensibilidad,
reflejos osteotendinosos y músculocutáneos, normales o patológicos.
Exámenes de laboratorio [
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Se recomiendan los siguientes estudios de
laboratorio básicos para todo paciente hipertenso:
Hematocrito y/o hemoglobina: no es necesario realizar un hemograma completo si solo se estudia la hipertensión arterial;
Creatinina sérica (nitrógeno ureico en sangre es opcional, pero es necesario en caso de insuficiencia cardíaca aguda)
Potasio sérico (algunos expertos piden también sodio sérico, para la detección de hiponatremia, si la clínica la sugiere);
Glicemia en ayunas y 2 horas postprandial. Un test de tolerancia oral a la glucosa (TTG) podría ser necesario
Perfil lipídico:
Colesterol total/HDL y triglicéridos (ayuno de 12-14 h), el colesterol LDL puede calcularse por la fórmula de Friedewald si los triglicéridos son inferiores a 400 mg%: [(CT - C-HDL) – TG/5]
Ácido úrico en especial si se trata de paciente varón o mujeres embarazadas
Examen general de orina (la "biopsia renal del pobre", según un viejo aforismo)
Microalbúmina en orina si el examen general de orina no muestra proteinuria y se sospecha lesión renal por la cantidad y el tipo de factores de riesgo presentes (diabetes mellitus, por ejemplo).
Otras pruebas de laboratorio deberán indicarse en situaciones especiales.
Estudio de gabinete [
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Algunos procedimientos de diagnóstico de gabinete son útiles para el estudio de todo hipertenso. Se busca confirmar el diagnóstico, descartar causas secundarias y determinar la presencia (o hacer seguimiento) de lesiones de órgano blanco y de su grado de severidad.
Electrocardiograma. Fundamental para el diagnóstico de hipertrofia ventricular izquierda, evaluación de arritmias, presencia de zonas de necrosis, corrientes de isquemia y/o lesión, diagnóstico de trastornos electrolíticos;
Radiografía posteroanterior del tórax; podrán indicarse radiografías laterales en caso necesario. Se valoran silueta cardíaca, aorta, hilios pulmonares,
mediastino, tórax óseo y el parénquima pulmonar;
Ergometría o test de electrocardiograma de esfuerzo. Ayuda a valorar la condición física, la respuesta presora al ejercicio en pacientes ya tratados y la presencia o ausencia de isquemia o arritmias inducibles. No es un estudio de primer nivel de atención pero tiene aplicación en ciertos pacientes y debe ser tenido en cuenta si hay un elevado riesgo coronario o en presencia de angina de pecho con ejercicio.
Monitoreo ambulatorio de presión arterial de 24 horas. Es un recurso a menudo subutilizado.
Ecocardiograma Doppler-color. Estudio no invasivo de altísimo rendimiento diagnóstico. No es un estudio de primer nivel porque requiere de equipo sofisticado y personal altamente entrenado, por lo que su costo es relativamente alto. No se recomienda la ecocardiografía de rutina en pacientes con hipertensión sin síntomas o evidencia clínica de daño orgánico cardíaco.
Otros procedimientos (doppler de arterias renales, monitoreo de
Holter, estudios de función autonómica, pruebas de mecánica vascular y/o función endotelial, estudios de medicina nuclear, tomografía axial computarizada, resonancia magnética nuclear) podrían ser necesarios en ciertos pacientes, pero no se consideran mandatarios para los niveles básicos de atención. Se deberá valorar, al indicarlos, la relación costo/beneficio para cada individuo en particular, independientemente de los recursos disponibles.
Tratamiento [
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El tratamiento de la hipertensión arterial está asociado con una reducción de la incidencia de
derrame cerebral de un 35-40%, de infarto agudo de miocardio entre 20-25% y de insuficiencia cardíaca en más de un 50%.[4] Se indica tratamiento para la hipertensión a:
Pacientes con cifras tensionales diastólicas mayores de 90 mmHg o sistólica mayores de 140 mmHg en mediciones repetidas;
Pacientes con una tensión diastólica <89 mmHg con una tensión sistólica mayor de 160 mmHg;
Pacientes con una tensión diastólica de 85 a 90 mmHg que tengan diabetes mellitus o con arteroesclerosis vascular demostrada.
En pacientes prehipertensos o que no califiquen para recibir tratamiento específico deben ajustar sus hábitos modificables, entre ellos:
Pérdida de peso en pacientes obesos;
Limitación del consumo de
licor y bebidas alcohólicas;
Reducción de la ingesta de sal a no más de 2,4 gramos de
sodio o 6 gramos de cloruro de sodio;
Mantener una ingesta adecuada de
potasio en la dieta;
Mantener una ingesta adecuada de
calcio y magnesio;
Cesar el consumo de
cigarrillos u otras formas de nicotina y cafeína.
El séptimo comité sugiere como línea inicial medicamentosa para la hipertensión las siguientes estipulaciones:
Pacientes pre-hipertensos, es decir, con una presión arterial de 120-139/80-89: no se indican medicamentos.
Hipertensión arterial estadío 1 (140-159/90-99):
diuréticos tipo tiazida se recomiendan para la mayoría de los pacientes. Los IECA, ARA-II, beta bloqueantes, bloqueante de los canales de calcio o una combinación de éstos puede que sea considerada.
Hipertensión arterial estadío 2, con una presión arterial mayor de 160/100: combinación de dos
fármacos, usualmente un diurético tiazida con un IECA, ARA-II, beta bloqueante o BCC.
Además del tratamiento medicamentoso, en todos los pacientes (independientemente del estadio),se procurará ajustar los habitos modificables anteriormente señalados.
Prevención [
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Dentro de las acciones preventivas para disminuir la hipertensión encontramos:
El incremento de la actividad fisica aeróbica
Mantener un peso normal
Reducir al minimo el consumo de alcohol
Consumir no más de 30ml de etanol que equivale a 720ml de cerveza (2 latas); 300ml de vino (dos copas); 60ml de whisky (un quinto del vaso), por día en los hombres y en las mujeres la mitad.
Reducir el consumo de sodio, hacer la suplementación de potasio
consumir una dieta rica en frutas y vegetales; lácteos bajos en grasa con reducido contenido de grasa saturada y total.
Privarse de todo tipo de tabaco (Cigarro, pipa, habana, etc)
Controlar la glicemia (Si la persona padece Diabetes

¿Qué es la Hipertensión Arterial?
Cuando su corazón late, bombea sangre hacia sus arterias y crea presión en ellas.Dicha presión es la que consigue que la sangre circule por todo el cuerpo.
Cada vez que le toman la tensión le dan dos cifras. La primera de ellas registra la presión sistólica (aquella que se produce en las arterias cuando late el corazón) y la segunda, la presión diastólica (aquella que se registra cuando el corazón descansa entre latidos).
Si la presión sube por encima del límite normal --que se podría cifrar en 140/90 en los adultos-- se produce lo que denominamos hipertensión arterial Se trata de una enfermedad muy común en todo el mundo que afecta a más del 20 por ciento de los adultos entre 40 y 65 años y casi al 50 por ciento e las personas de más de 65 años.
Pero uno de sus mayores peligros es que se trata de un mal silencioso. Usted puede tener la tensión arterial elevada y no mostrar síntomas. De ahí la importancia de la prevención.
Si no controla su tensión arterial, ésta puede afectar al funcionamiento de su corazón,cerebro y riñones. Recuerde que la hipertensión es un factor de riesgo cardiovascular y que aumenta el peligro de derrame cerebral.
Por eso conocer mejor qué es la hipertensión arterial y controlarla es la mejor forma de prevenir y moderar sus consecuencias.
No olvide que, aunque los investigadores no han encontrado causas específicas de la hipertensión, sí han determinado algunos factores de riesgo que hacen que usted pueda ser más propenso a padecerla: obesidad, consumo elevado de sal, alcohol, tabaco, falta de ejercicio y estrés son algunos de ellos. Tenga en cuenta que si posee antecedentes familiares de hipertensión ha de aumentar la vigilancia sobre su tensión.
Por eso es fundamental que se realice controles periódicos y, de padecer hipertensión, combine el tratamiento prescrito por su médico con una dieta más saludable y ejercicio físico.

¿Cómo prevenirla?
Aunque la hipertensión arterial no puede ser definitivamente curada, existen una serie de hábitos de vida que, unidos a la acción de los medicamentos antihipertensivos, pueden llegar a controlarla de forma sustancial y evitar así sus consecuencias. A continuación le damos una serie de consejos de gran utilidad para la prevención de la hipertensión y su control.
Todo adulto de más de 40 años debe vigilar periódicamente su tensión arterial. Más aún, si sus padres o abuelos han sido hipertensos.
Muchos hipertensos han normalizado su tensión arterial al lograr su peso ideal. Evite la obesidad.
Si su vida es sedentaria y físicamente poco activa, descubra el placer del ejercicio físico regular y, si es posible, al aire libre. Pero recuerde que siempre debe adaptarlo a sus posibilidades reales: no haga físicamente más de lo que puede.
Disminuya el nivel de sal en la preparación de sus comidas. Evite, además, los alimentos salados.
Reduzca al mínimo las grasas animales de su dieta y hágala rica en verduras, legumbres, fruta y fibra.
No fume y evite los ambientes contaminados por humo de tabaco. Invite a la gente de su entorno a dejar de fumar.
Modere el consumo de bebidas alcohólicas. No tome más de uno o dos vasos de vino al día y, a lo sumo, una bebida alcohólica a la semana.
No ingiera en exceso bebidas excitantes como el café, el té, etc.
Siga fielmente el tratamiento prescrito por su médico y no lo interrumpa sin su conocimiento. Observe los posibles efectos secundarios atribuibles a los fármacos ycoménteselos a su médico.
Recuerde que la hipertensión es un poderoso factor de riesgo cardiovascular que se potencia cuando se asocia a colesterol elevado, diabetes o ácido úrico. Procurecontrolar, además de sus niveles de tensión, estos otros factores de riesgo citados.
Fuente: Fundación Española del Corazón. Sociedad Española de Cardiología.Sitio web : www.secardiologia.es
Otros artículos de Hipertensión Arterial en
http://www.geosalud.com/hipertension/index.htm